Una cosa debemos decir de inicio: ¡la clave de la felicidad no se encuentra afuera en el mundo, sino dentro de cada uno! Darse cuenta de que la felicidad de uno no depende en grandes cambios del mundo es un principio básico del crecimiento espiritual y emocional de una personal. Desde luego, anhelar cambios en el mundo es siempre bueno, pues eso lleva a uno a empeñarse en condiciones siempre mejores de la vida. Sin embargo no es necesario que el mundo se vuelva perfecto antes que la persona sea feliz. Eso es importante, porque todo se encuentra en nuestras proprias manos, y no tenemos que depender de nadio o de nada para que seamos felices.
Claves de la felicidad
Son cuatro las claves de la felicidad, conectadas cada una con los cuatro aspectos del ser humano, o sea, el estómago, el cerebro, el corazón, y la unión armoniosa de los tres aspectos.
- Estómago: Capacidad de amar
- Cerebro: capacidad de perdonar
- Corazón: capacidad de sentir con los otros (compasión)
- Unión personal: capacidad sentir su divinidad interna.
Capacidad de amar
Se podría creer que la capacidad de amar pertenezca al corazón. No cabe duda de que el corazón tiene mucho a ver con el amor, pero amar no es primariamente algo que se siente, sino algo que uno hace. Amor tiene que ver con acciones más de que sentimientos.
Capacidad de perdonar
“El fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal”, que se menciona en la Biblia, es la utilización del cerebro. La narrativa bíblica nos advierte que el uso del cerebro tiene un costo: la pérdida de la inocencia feliz y despreocupada de “paraíso en la tierra”.
Desde luego no podemos vivir sin el cerebro, pero debemos saber que, si queremos otra vez regresar al “paraíso en la tierra”, debemos controlar nuestro cerebro. La cosa más importante para hacerlo es saber perdonar.
Capacidad de sentir
El budismo enseña mucho a cerca de la capacidad de sentir la situación de la otra persona. Eso es la compasión. La compasión es una característica del desarrollo espiritual.
La unión personal: divinidad
Todos nosotros somos una chispa de divinidad. Esto lo podemos sentir y experimentar en la unión armoniosa de estómago, cerebro y corazón.
¡Gracias!
Paulo-Juarez Pereira
Ypsilanti, Michigan, EE.UU
22 de febrero de 2013
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